Ningún ser humano es ilegal. Esa fue una de las consignas que ayer corearon cientos de personas por las calles de Oviedo y Gijón para conmemorar el Día internacional contra el Racismo y la Xenofobia. Por la mañana unas 500 personas acudieron a la convocatoria de manifestación de 18 colectivos ciudadanos y por la tarde en Gijón una gran cadena humana desde La Escalerona hasta la plaza Mayor.
La marcha (Oviedo) entre la estación de Renfe y la plaza del ayuntamiento duró casi dos horas en las que los integrantes de la comitiva se detuvieron ante cada sede bancaria gritando que "roban los bancos, no los inmigrantes". Las pancartas y proclamas exigían, entre otras cuestiones, la despenalización del top manta.
Aunque todo transcurrió sin incidentes, la comitiva estuvo acompañada de una estrecha presencia policial. En el manifiesto al que se dio lectura al final de la manifestación hubo menciones expresas al jefe de la policía local de Oviedo Agustín de Luis y también al Delegado del Gobierno Antonio Trevín, a quienes conminaron a terminar "con la cacería de inmigrantes".
Fueron varios los ciudadanos extranjeros encargados de dar lectura al manifiesto conjunto y en el discurso y durante la marcha se incluyeron críticas a los responsables de Bienestar Social por haber agrupado a los menores inmigrantes en el centro materno infantil ( Nota ED: Realmente la critica es por segregarlos, incumplir la ley del menor y criminalizarlos). Numerosos inmigrantes residentes en Asturias protagonizaron la manifestación que recorrió el centro de Oviedo.
CADENA En Gijón, unas 150 personas se cogieron de las manos para formar una cadena humana que recorrió parte del Muro de San Lorenzo para recordar que todos somos iguales. Diversas razas y nacionalidades se unieron contra el racismo y la xenofobia y posteriormente leyeron un manifiesto que recordaba que la declaración de los Derechos Humanos recoge en su primer artículo que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos", al tiempo que destacaba la necesidad de mantener el principio de solidaridad para los más desheredados del mundo que constate que vivimos en una sociedad realmente democrática.
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