por la televisión de padres ilusionados buscando hijos por los lugares
más recónditos del mundo, haciendo carísimos viajes para tener un bebé
o un menor entre sus brazos. Y me quedaba con la idea de que en España
estaba difícil la adopción por el simple hecho de que no existían
menores disponibles para ser adoptados.
Sin embargo, ya estando en un centro, me encuentro con que estos
centros no son lo que deberían ser, residencias temporales de paso
hacia una adopción definitiva, sino que se convierten en una
residencia permanente para la mayoría. Me pregunto a veces sobre la
diferencia entre los orfanatos de antaño, a parte del trato humano que
se les pueda dispensar entre éstos y los modernos centros.
digo alguna barbaridad) que el motivo está en el "derecho" de unos
padres biológicos que no dan su consentimiento para que sus hijos sean
adoptados, a pesar de que ellos han asumido consciente y
voluntariamente que no se harán cargo de sus hijos. Y ellos conservan
su "derecho" con tal de que mantengan un protocolo temporal de
visitas, con tal de que una vez a la semana o una vez al mes se pasen
por el centro, una horita o media horita de cada vez ya vale. Es una
locura propia de una situación esperpéntica del funcionariado de las
novelas de Saramago. Y asistimos impasibles ante esta situación, con
niños de corta edad, bebés a los que se les priva permanentemente de
una referencia afectiva, emocional y formativa estable, con
previsibles consecuencias muy graves para su futuro como personas,
pues hablamos de un periodo crucial que es estos primeros años de su
vida. Luego hablaremos de la conflictividad en los centros de menores
o de problemas de delincuencia y marginación dentro de la sociedad.
fuente : Cidiello
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