La casa de acogida de inmigrantes en Figaredo cerrará en julio.

La casa de Manos Extendidas en Figaredo está próxima a su cierre. El edificio, que acoge a catorce inmigrantes recién llegados a la región, presenta muy mal estado. El techo de una de las habitaciones ya se ha desplomado. Con esta situación, la directiva del colectivo, encabezada por Juan José Sánchez, medita echar el cierre a la vivienda a final de mes, ya que no puede cubrir los gastos de mejora del inmueble.

La asociación, que también mantiene otros pisos de acogida de inmigrantes en Mieres y Oviedo, mantuvo hace unas semanas una reunión con la consejera de Bienestar Social, Pilar Rodríguez, para manifestarle su preocupación ante el cierre de la vivienda. Ya entonces la consejera se comprometió a mediar con el Ayuntamiento de Mieres para buscar una solución.

Pasado este tiempo, Manos Extendidas no recibió ninguna comunicación más del Principado y se inclina por cerrar el piso. La única alternativa procede del Consistorio mierense, que ayer abrió un rayo de esperanza al colectivo al ponerse en contacto con la ONG para buscar alguna solución al problema. También ha llegado el apoyo el del grupo municipal del PP en Mieres, cuyo portavoz, José Coto, anunció que presentaría una moción para instar al Principado a que echase una mano al colectivo.

Si finalmente se llevara a cabo la clausura de las instalaciones, sus actuales ocupantes acabarían en la calle, ya que Manos Extendidas no dispone de más locales donde hospedarlo. «Al principio, intentaríamos que no se quedaran desamparados, pero no podríamos aguantar mucho», explica el presidente de la asociación solidaria.

Recién llegados

El actual piso de Figaredo acoge a familias como la de César García, llegado de Cuba con su esposa y su hija. «Llevamos ocho meses viviendo aquí. Contactamos con la asociación tras una experiencia fallida con una vivienda y nos acogieron muy bien, pero si nos quedamos sin casa, no sabemos lo que ocurrirá», relata el cabeza de familia. Tampoco tiene trabajo. «Lo he intentado, pero es muy difícil», afirma. La historia de César García y su familia es una más de las que existen entre los inmigrantes acogidos por Manos Extendidas, que se encarga de proporcionarles cobijo provisional hasta que pueden mantenerse por sus propios medios
fuente: El comercio