lunes, febrero 4

Ciudadanos con todos los derechos


Se da por hecho que actualmente en España vivimos en una democracia plena, avanzada, absoluta, y se considera que ésta ha sido la legislatura en la que se ha avanzado más en materia de derechos. Se habla de las conquistas de estos años (el matrimonio entre personas del mismo sexo) y se conocen las renuncias (el aborto, el derecho a morir con dignidad). Sin embargo, uno de los derechos más elementales de la ciudadanía, el derecho de votar y ser votado, está fuera del debate en nuestro Estado, que ha pasado de ser un país de emigrantes a ser un país de inmigrantes. Las decisiones que tomamos no las decide el conjunto de la sociedad, ya que son muchos los ciudadanos y ciudadanas que pagan religiosamente sus impuestos pero no pueden votar ni ser votados, ni siquiera en las elecciones municipales. Por mucho que nos duela reconocerlo, vivimos en una democracia amputada.

La ausencia de un derecho tan básico como el votar obliga a amplios grupos de nuestra sociedad a vivir al margen de la cosa pública. Conlleva, además, que a ciertos gobernantes y candidatos pueda serles indiferente hacer o no una política hacia esos colectivos determinados. Algunos se instalan en el cálculo electoral de ignorar a aquél que sabe que nunca le va a poder votar e incluso, como Duran, hacen un discurso que roza lo xenófobo, por el simple cálculo electoral. El derecho de voto es por tanto el mejor de los antídotos contra la exclusión.

A este argumento, de mayor cohesión social, se le suma el de calidad democrática. No nos podemos permitir, especialmente en las elecciones municipales, que haya barrios, pueblos y ciudades con una amplia porción de sus vecinos que no opinan sobre cuál va a ser su futuro. A las mismas obligaciones, los mismos derechos. Así lo reclama el Manual Europeo de Integración de Inmigrantes, y el Convenio sobre la Participación de los Extranjeros en la Vida Pública Local de 1992 concluye que los extranjeros con voluntad de permanencia deben tener los mismos deberes que los nacionales, y que su participación política es la mejor vía para facilitar su integración en la comunidad local.

Mientras, en nuestro entorno más inmediato, son varios los países que reconocen este derecho en las elecciones municipales. Lo hacen Irlanda, Suecia, Dinamarca, Holanda, Reino Unido y Finlandia; en España se da la paradoja de que una persona inmigrada puede votar y ser votada, pero se niegan las reformas legales para avanzar en derechos políticos.

Para que ello sea posible, en España habría que eliminar algunos obstáculos legales. El primero de ellos, la reforma del artículo 13.2 de la Constitución. Éste establece mediante el principio de reciprocidad que, para que un ciudadano extranjero pueda votar en España, un español tendrá que poder ejercer el voto en el país de origen. Dicho, claro y alto: allí donde no hay democracia, el ciudadano de ese país se fastidia. Ni pudo votar en su país de origen ni puede votar en su país de acogida. Si la democracia exige la participación de los inmigrantes con residencia estable y la CE contiene una condición de reciprocidad que prácticamente imposibilita el sufragio, la única salida lógica es la reforma de la Constitución.

Mientras la reforma constitucional no se produce lo urgente sería la realización de convenios bilaterales con aquellos países con un mayor número de inmigrantes en nuestra sociedad, permitiendo que ese gran número de ciudadanos no se quede al margen de la vida pública y política. A medio y largo plazo, deberíamos empezar a interrogarnos si tiene sentido esa asociación entre derecho de voto y nacionalidad, en sociedades en las que los derechos políticos, sociales, deberían ligarse a la simple ciudadanía.

Ante la necesidad de avanzar y a pesar de la insistencia de SOS Racismo y de muchos otros colectivos, en España no ha habido ningún paso adelante. Así, el único país extracomunitario con el que España ha firmado y ratificado un convenio para poder votar en las municipales es Noruega. Empezamos llevando el debate al principio de legislatura, alejado de los comicios, y se nos dijo que no. Volvimos a insistir, y se aprobó una declaración genérica, pero no hubo voluntad política. Conseguimos que finalmente el PSOE firmase una proposición no de ley en la que se instaba al Gobierno a la firma de convenios bilaterales con aquellos países con mayor número de inmigrantes, y se llevaba al Consejo de Estado el artículo 13.2. Pero mandaron parar el debate. Finalmente, en la Subcomisión que ha tratado estos temas en el Congreso, y a pesar de que finalmente no hubo conclusión alguna, lo primero que acordaron los partidos mayoritarios fue suprimir una vaga referencia al derecho de voto.

Nuestras ciudades cambian, y parte de nuestros vecinos ni se sienten ni son interpelados a tomar decisiones, mientras nosotros continuamos con ese tópico y retórico reto de la inmigración. Éste no es un debate de izquierdas y derechas, es una discusión básicamente democrática. Y estar por el derecho de voto es básicamente de demócratas. En los próximos días, este debate será en el mejor de los casos uno más, pese a ser unos de los principales problemas y el principal reto para la calidad democrática de nuestra sociedad.

Republicanismo cívico, un Estado laico es al fin y al cabo más y mejor democracia. Poder decidir cómo morir con dignidad, ser mujer y decidir libremente la maternidad, haber llegado desde lejos, y haber optado por quedarte, con todas las obligaciones, y con el derecho a decidir sobre tu futuro, conforma una sociedad plena. En los próximos meses, el debate está en cómo conseguirlo. Y la vía no parece que sea guiñándole el ojo a una opción más conservadora que nacionalista como es CiU, o poniendo paños calientes en la relación con la iglesia. La respuesta parece sencilla: conseguir un polo mayor de exigencia social, ambiental, pero también democrática en el próximo Congreso de los Diputados.

Joan Herrera es portavoz de IU-ICV en el Congreso

No hay comentarios:

La Procuradora exige a Asturias que mejore la atencion a los menores



Asturias carece de un modelo concreto de atención a los menores no acompañados que residen en centros de acogida. Así de claro lo dice María Antonia Fernández Felgueroso, Procuradora General de Asturias, en su informe sobre la situación de este colectivo presentado ayer en la Junta General del Principado.

El avance de la investigación recomienda a la Consejería de Bienestar Social que acometa una serie de medidas para mejorar la situación de los menores alojados. Reclama primero que establezca un análisis de situación, de las demandas y de las previsiones del fenómeno. Solicita también un estudio de los recursos y medios disponibles y, en su caso, de los que serían necesarios.

El informe de la procuradora insta también a la Administración del Principado a articular los mecanismos de coordinación entre Bienestar Social, Educación y Salud para lograr una atención integral de los menores. Lo que siguen son las principales recomendaciones de la procuradora.

ACCION PROTECTORA

Reducir las demoras en las distintas fases.

La procuradora recomienda específicamente agilizar las distintas fases del proceso de protección de estos menores. Así, reclama a la Administración que facilite la atención inmediata, acogimiento incluido, de estos adolescentes aunque se tengan dudas sobre su minoría de edad.

Solicita también que se cumpla la limitación temporal de 45 días que fija la ley para la estancia de los menores en la unidad de primera acogida.

El trabajo conocido ayer insta a la Administración a asumir la tutela del menores de forma inmediata para evitar que, durante la fase de estudio sobre las circunstancias del afectado, el adolescente quede privado o aminorado en sus derechos.

Las posibles repatriaciones, la procuradora es clara y afirma que la oportunidad de retorno sólo deberá ser apreciada cuando existan garantías en el interés superior del menor.

Asimismo, el informe solicita a la Administración que documente al menor y tramite su residencia con la mayor agilidad posible y sin esperar a los nueve meses previstos en la ley.

Sería aconsejable, dice el informe, la elaboración y entrega a los menores de un documento provisional que les permita realizar las gestiones de la vida diaria. Fernández Felgueroso solicita también, que culminada la estancia del menor en la unidad de primera acogida, la Administración, previa audiencia con el afectado, dicte una resolución expresa y motivada sobre la mejor medida de protección aplicable.

Preparar a los menores para su inserción laboral

Por ello resulta imprescindible, según la procuradora, la adopción de programas específicos de inmersión lingüística.

Fernández Felgueroso recomienda acompañar la inmersión lingüísticas de acciones formativas que preparan a los menores para el empleo.

La Administración debe garantizar también que los menores sean informados plenamente y en un idioma, que entiendan las pruebas y revisiones médicas que se les practiquen y los posibles tratamientos.

El informe de la oficina de la procuradora subraya que el consumo de sustancias tóxicas es residual y solicita una mayor atención por parte del sistema sanitario para esta problemática.

Informe

Copyleft


"Todo regalo verdadero es recíproco. El que da no se priva de lo que da. Dar y recibir son lo mismo" (Borges)

Creative Commons License

Salvo indicación expresa, todos los contenidos de esta página están sindicados bajo una licencia Creative Commons. Puedes usarlos y modificarlos, siempre que no se haga con fines comerciales y se cite al autor.