
El primer fin de semana de febrero tendrá lugar un acontecimiento que por su mera celebración ya supone un éxito. El 2 y el 3 de de febrero se reunirán en Madrid representantes de las asambleas de V de Vivienda constituidas en todo el Estado.

No se trata de una convención más de asociaciones dedicadas a la defensa de tal o cual causa. V de Vivienda no tiene estatutos, es una simple marca
bajo la cual militan activistas pertenecientes a otros muchos movimientos sociales que participan siempre a nivel personal, sin representarse nada
más que a sí mismos; por tanto no se obedecen órdenes dictadas por ninguna estructura jerárquica superior. Todas las asambleas V de Vivienda son
horizontales, abiertas y democráticas y en ella se escucha la voz de los que participan, de los ciudadanos, y de nadie más. El nexo de unión son
las reivindicaciones compartidas por todas estas asambleas, y que son simples, claras y directas: la vivienda debe ser un derecho, no un negocio, un derecho que tienen que garantizar las administraciones públicas con una intervención clara y decidida.
El encuentro V de Vivienda busca unificar contenidos y reivindicaciones y una coordinación efectiva a nivel nacional. No se trata de lanzar un mensaje a los políticos, ese no es nuestro objetivo. V de Vivienda se construye por los ciudadanos y a ellos se dirige. Sólo una ciudadanía convencida y movilizada podrá presionar a los poderes públicos para que éstos al fin se vean obligados a acometer verdaderas políticas sociales y desechen los mandatos(pues son mandatos, no sugerencias) del
neoliberalismo. Los partidos políticos, rehenes de un sistema que les tiene aprisionados, al depender por completo de la financiación del gran capital, ya sea en forma de cuantiosos donativos anónimos o de generosas condonaciones de deudas, no van a moverse en la dirección más social si no les obligamos. Como mucho pondrán parches, pero al final la rueda reventará.
Del encuentro de febrero también surgirá una iniciativa muy importante, que será un baremo bastante preciso del auténtico estado de la democracia en nuestro país. Se trata de la próxima manifestación por el derecho a una vivienda digna, prevista para el 1 de marzo. La convocatoria está situada dentro del período electoral, por lo que podría ser prohibida su celebración por la Junta Electoral, que previsiblemente alegaría en ese caso que es un acto político que beneficia a tal o cual formación. Si esto sucede, nos quedará demasiado claro que en este país ni hay democracia ni se espera que la haya. Los partidos políticos deben entender que no son ellos los únicos actores presentes en la escena pública, y por tanto no deben atentar contra el derecho a la manifestación de los ciudadanos, que tiene que poder ser ejercido todos los días del año. Las formaciones políticas piensan que el único acto democrático es el de depositar el voto en la urna cada cuatro años. Es la cita fundamental para ellos, en la que se juegan la permanencia en el poder. Y es ese poder lo que les interesa, no la democracia ni los ciudadanos. Si realmente defendieran la democracia, lucharían para que las voces de todos pudieran ser escuchadas, y eso es hoy día imposible si no hay detrás un gran aparato económico financiero y unos medios de comunicación que hagan de altavoz. Si creyeran en el poder del pueblo respetarían uno de los principios fundamentales de la democracia, como es del de la separación de poderes, que ha quedado hecho trizas en esta legislatura. Y por último, sin tanto creen en la democracia, ¿cómo es posible que no haya democracia interna dentro de los propios partidos políticos?
Señores políticos, los ciudadanos queremos nuestro espacio y vamos a defenderlo. No tengan dudas: nos vamos a organizar en el encuentro estatal para gritar más fuerte que nunca en la manifestación del 1 de marzo. Es la necesaria respuesta de los que pensamos que esta sociedad sólo saldrá adelante si la sostenemos los ciudadanos y somos los ciudadanos los que decidimos. No queremos ser una opinión más a la que prometen tener en cuenta para ser después traicionada por los intereses de los de siempre.
Esto se ha terminado y ya no nos vale con depositar un voto cada cuatro años. No queremos sólo una urna, en una urna no caben todas las luchas, todas las frustraciones y todas las quejas del pueblo. Además queremos tener la voz. No tener voz, sino ser LA VOZ, para que el pueblo se erija al fin en el soberano y decida cómo debemos vivir y qué es vivir como hombres y mujeres libres. Este es el desafío que V de Vivienda lanza no a los partidos políticos, sino a esos ciudadanos que todavía sienten que deben ser los protagonistas de su propio destino. Lo podemos conseguir entre todos, pero sólo desde la unidad y desde la convicción de que nosotros somos la democracia y sólo nosotros encarnamos el auténtico poder del pueblo soberano. Seamos de una vez y para siempre los responsables de nuestras propias vidas y de nuestra innegociable dignidad.

web: www.vdevivienda.net
Fuente:Ania



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