martes, marzo 3

"Me vetan por ser negro"


«Fue un error, no lo volvería a hacer, pero yo me quedo aquí». La frase encierra toda la filosofía vital de Talla Thian, un joven senegalés que, a sus veinte años, suma más experiencias que muchos de los que ya peinan canas.

Quien le ve por la calle ahora, con una imagen impecable, vestido a la última, con contrato de especialista en tuberías en una empresa de Tremañes y titular de un apartamento en alquiler en La Calzada -sin olvidar que exhibe un completo dominio del castellano- no encuentra ningún rastro del chaval que, hace tres años, llegó a Canarias con lo puesto, hablando únicamente wolof (el dialecto en que se expresa el 45% de la población senegalesa), a bordo de uno de los cientos de cayucos que, cada semana, parten de Senegal en busca de las costas españolas. Porque, Talla Thian, nacido en Diourbel, es uno de los jóvenes a los que, hasta su mayoría de edad, tuteló el Principado tras llegar a un acuerdo con Canarias, saturada por la llegada de inmigrantes.
Ahora, con trabajo e independizado de la Administración regional, recuerda su viaje: «Doce días metido en un barco con otros 139», sin ningún tipo de contacto «con la familia». Y, aunque «podíamos preparar comida y teníamos bebida», no había «comodidades. Ni baño, ni aseo ni cama». Y eso que un cayuco, explica Talla, «nada tiene que ver con las pateras marroquíes». Es «un barco pesquero que, en Senegal, usan para viajar a España».
De hecho, hay empresas especializadas en lucrarse del hambre ajena, que se ofertan casi como vías oficiales para acceder a Canarias. Son más de 1.700 kilómetros de travesía que, mientras que en avión no suponen más de cuatro horas de viaje, en cayuco «son doce días, con suerte. Yo la tuve». Tanta, que recuerda «como si fuera ayer el 16 de agosto de 2006», cuando su barco «arribó a Canarias y nos llevaron a los 140 a un centro de acogida».
«Mi padre me perdonó»
Desde allí, su primera llamada, a su padre, propietario de un pequeño taller en Diourbel, «de donde escapé sin decirle nada». La segunda, a su hermano mayor, otro menor escapado de Senegal «que encontró trabajo en Mallorca, donde vive con su mujer y su hijo». Él fue el único al que Talla contó su decisión, «ya que sabía que mi padre era contrario, porque estaba la experiencia de mi hermano».
Sin embargo, se reconoce «cabezón» y sin escuchar a nadie «me marché por la noche. Mi padre ya no supo nada de mí hasta que desembarqué en Canarias. No le he vuelto a ver, pero hemos hablado mucho. Creo que, ahora, ya me perdonó. Pero lo pasó muy mal».
El penar de su padre es plenamente comprendido ahora por Talla, ya que si su primera llamada fue a su progenitor, su primera reacción ante lo que consideraba «el paraíso» no pudo ser más decepcionante: «Estábamos más de cien jóvenes en un mismo centro, con habitaciones de hasta seis personas». La mezcla de nacionalidades, edades e intereses «era increíble», por lo que nunca dejará de agradecer «que alguien decidiera trasladarme a Asturias».
Junto a otros nueve, Talla formó parte del segundo contingente de menores adolescentes trasladados desde Canarias a Asturias. Su estancia no fue en el Materno Infantil, donde está la unidad de primera acogida, sino que fue derivado «al Hogar de San José, que se hacía cargo de nuestro control».
Aunque no residió en el centro ovetense, «porque en Gijón encontré a mis segundos padres, Marga y Jaime». sí conoció a sus usuarios «y los problemas que hay allí es por la droga. En el San José no pasa, quizá porque los senegaleses sabemos a qué venimos: a trabajar, no a drogarnos». Cuenta que, no obstante, «Asturias no es Canarias y aquí se nos controla mucho, nos dan formación y una paga semanal. Los del San José hemos logrado nuestro objetivo: encontrar trabajo».
«Queremos trabajar»
Pero, la imagen de los jóvenes marroquíes armando alboroto en el Materno «está muy grabada en la gente, por lo que me gustaría que mi mensaje llegara con claridad: no somos todos iguales. Nosotros queremos trabajar y sé de muchos marroquíes que también, lo que pasa que algunos están muy enganchados al disolvente».
Pero sabe de la dificultad de que esa idea cale, «porque la situación aquí está muy mal». Por eso tiene claro que «mi padre tenía razón» y que «venir a España en cayuco fue un error». Sin embargo, tras el esfuerzo realizado «no quiero volver a Senegal», salvo «para visitar a mi padre y hermanos y, si pudiera, abrir una empresa». No quiere irse porque «aquí tengo mi trabajo, mi casa y, es mi ilusión formar mi propia familia».
Una familia sin, confía, «mi hermano pequeño», que ahora estudia en Diourbel «y al que digo, cada día, que no haga lo que yo. Que se forme y trabaje allí. El futuro no está en el cayuco»

Asturias es «un lugar fantástico para vivir», a pesar de que «todavía hay muchos que creen que venimos a robar». Talla Thian no tiene, afortunadamente, experiencias negativas, pero una se ha convertido en una espina clavada «porque se repite cada fin de semana».
Y es que, cuando él se dispone a disfrutar de la noche gijonesa, «hay algunos bares, sobre todo en Fomento», donde «no nos dejan entrar». No se trata de «que el local esté lleno», sino que «nos vetan». La explicación es la evidente: «Por ser negro, porque no existe otra razón». La ironía la encuentra en que «si fuera una chica, pasaría. A las negras las dejan entrar».


FUENTE: El Comercio/Chelo T.(Foto:P.U.)

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La Procuradora exige a Asturias que mejore la atencion a los menores



Asturias carece de un modelo concreto de atención a los menores no acompañados que residen en centros de acogida. Así de claro lo dice María Antonia Fernández Felgueroso, Procuradora General de Asturias, en su informe sobre la situación de este colectivo presentado ayer en la Junta General del Principado.

El avance de la investigación recomienda a la Consejería de Bienestar Social que acometa una serie de medidas para mejorar la situación de los menores alojados. Reclama primero que establezca un análisis de situación, de las demandas y de las previsiones del fenómeno. Solicita también un estudio de los recursos y medios disponibles y, en su caso, de los que serían necesarios.

El informe de la procuradora insta también a la Administración del Principado a articular los mecanismos de coordinación entre Bienestar Social, Educación y Salud para lograr una atención integral de los menores. Lo que siguen son las principales recomendaciones de la procuradora.

ACCION PROTECTORA

Reducir las demoras en las distintas fases.

La procuradora recomienda específicamente agilizar las distintas fases del proceso de protección de estos menores. Así, reclama a la Administración que facilite la atención inmediata, acogimiento incluido, de estos adolescentes aunque se tengan dudas sobre su minoría de edad.

Solicita también que se cumpla la limitación temporal de 45 días que fija la ley para la estancia de los menores en la unidad de primera acogida.

El trabajo conocido ayer insta a la Administración a asumir la tutela del menores de forma inmediata para evitar que, durante la fase de estudio sobre las circunstancias del afectado, el adolescente quede privado o aminorado en sus derechos.

Las posibles repatriaciones, la procuradora es clara y afirma que la oportunidad de retorno sólo deberá ser apreciada cuando existan garantías en el interés superior del menor.

Asimismo, el informe solicita a la Administración que documente al menor y tramite su residencia con la mayor agilidad posible y sin esperar a los nueve meses previstos en la ley.

Sería aconsejable, dice el informe, la elaboración y entrega a los menores de un documento provisional que les permita realizar las gestiones de la vida diaria. Fernández Felgueroso solicita también, que culminada la estancia del menor en la unidad de primera acogida, la Administración, previa audiencia con el afectado, dicte una resolución expresa y motivada sobre la mejor medida de protección aplicable.

Preparar a los menores para su inserción laboral

Por ello resulta imprescindible, según la procuradora, la adopción de programas específicos de inmersión lingüística.

Fernández Felgueroso recomienda acompañar la inmersión lingüísticas de acciones formativas que preparan a los menores para el empleo.

La Administración debe garantizar también que los menores sean informados plenamente y en un idioma, que entiendan las pruebas y revisiones médicas que se les practiquen y los posibles tratamientos.

El informe de la oficina de la procuradora subraya que el consumo de sustancias tóxicas es residual y solicita una mayor atención por parte del sistema sanitario para esta problemática.

Informe

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