sábado, febrero 28

Menores Inmigrantes ( o Emigrantes)

LA Consejería de Bienestar Social no sabe qué hacer con ellos. Después de una década de conseguir reducir el número de menores alojados en centros, gracias a la eficacia de las políticas de prevención y apoyo a las familias, de potenciar los acogimientos y las adopciones y tras haber reducido en más de 200 el número de menores con medidas de alojamiento (pasando en una década de 550 a 350, en números redondos), llegan los M. E. N. A., desbordan el sistema y colapsan los centros, sin que haya habido una respuesta eficaz, ni se prevea, al calor de las declaraciones de las responsables del citado organismo.

La Unión Europea definió M. E. N. A. (Menores Extranjeros No Acompañados) en 1997 como aquellos niños y adolescentes menores de 18 años, nacionales de terceros países, que se encuentran en el país receptor sin la protección de un familiar o adulto responsable que habitualmente se hace cargo de su cuidado, ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres. No se trata, sin embargo, de una población homogénea y conviene distinguir hasta cinco tipologías, algunas de las cuales no están presentes todavía en Asturias.

Hay niños inmigrantes, con proyecto migratorio, que llegan a España para conseguir trabajo, siendo en muchas ocasiones la propia familia la que les impulsa y les anima al viaje, una pura lógica de subsistencia. Suelen ser niños poco problemáticos, maduros para su edad, que resisten mal el corsé de las normas de los centros y constituyen el grupo ideal para favorecer el acogimiento en familias de su propia cultura, asentadas y normalizadas en Asturias, a través de un efectivo programa de acogimiento familiar que contemple ayudas económicas a las mismas, que en cualquier caso son más baratas y efectivas que su estancia en centros.

Hay niños con «itinerancia transnacional», sin vínculos familiares, niños de la calle en su país de origen, acostumbrados a mendigar o a robar, que cruzan por impulso la raya, con muchos años de calle y de consumos, adictos a la ‘goma’, que llevan armas blancas y se fugan permanentemente de los centros, forman junto con un tercer grupo de menores con problemas personales, el segmento que causa mayor alarma social.

Son chavales con antecedentes por delitos, prostituidos o usados como ‘transporte’ de droga, controlados por mafias, sin apego ninguno por la figura del varón adulto (de la figura femenina ni hablamos), con trastornos de comportamiento, de salud mental, que ejercen la violencia como escuela, que rezuman los centros de menores de Asturias sin que se haya encontrado el recurso adecuado para los mismos, más allá de bordear la ley, con estancias irregulares en primera acogida, sin aprender el manejo de estas situaciones con los que hay importantes experiencias de trabajo de calle en países latinoamericanos, y de alojamientos alternativos en otras comunidades con más historia en este asunto.

Poco sabemos en Asturias aún de los otros dos contingentes de niños que han ido emergiendo en otras comunidades, pero seguro que vendrán. Niños acompañados y luego abandonados en este país, que tienen graves enfermedades y que precisan intervenciones médicas, imposibles en su país de origen, forman la más cruda realidad de unos padres dispuestos a abandonarlos con tal de que vivan. Sin duda, el rostro más terrible del amor. Y niñas embarazadas, por violación o fuera del matrimonio, que huyen de su país para evitar lapidaciones con la connivencia de un Occidente que se queja ahora de no saber qué hacer con ellos.

Hace ya más de un año, escribí en esta misma sección un artículo titulado ‘Niños de nadie’ y advertí de que el asunto de los hijos de la inmigración era imparable. La solución exige un compromiso moral, ético y político, y no un parche administrativo. Podemos asistir a su linchamiento social y seguir desayunando tan tranquilos (no se me atraganten con la tostada, please).

Fuente:Los Verdes Asturias ( publicado el 28-04-08)

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La Procuradora exige a Asturias que mejore la atencion a los menores



Asturias carece de un modelo concreto de atención a los menores no acompañados que residen en centros de acogida. Así de claro lo dice María Antonia Fernández Felgueroso, Procuradora General de Asturias, en su informe sobre la situación de este colectivo presentado ayer en la Junta General del Principado.

El avance de la investigación recomienda a la Consejería de Bienestar Social que acometa una serie de medidas para mejorar la situación de los menores alojados. Reclama primero que establezca un análisis de situación, de las demandas y de las previsiones del fenómeno. Solicita también un estudio de los recursos y medios disponibles y, en su caso, de los que serían necesarios.

El informe de la procuradora insta también a la Administración del Principado a articular los mecanismos de coordinación entre Bienestar Social, Educación y Salud para lograr una atención integral de los menores. Lo que siguen son las principales recomendaciones de la procuradora.

ACCION PROTECTORA

Reducir las demoras en las distintas fases.

La procuradora recomienda específicamente agilizar las distintas fases del proceso de protección de estos menores. Así, reclama a la Administración que facilite la atención inmediata, acogimiento incluido, de estos adolescentes aunque se tengan dudas sobre su minoría de edad.

Solicita también que se cumpla la limitación temporal de 45 días que fija la ley para la estancia de los menores en la unidad de primera acogida.

El trabajo conocido ayer insta a la Administración a asumir la tutela del menores de forma inmediata para evitar que, durante la fase de estudio sobre las circunstancias del afectado, el adolescente quede privado o aminorado en sus derechos.

Las posibles repatriaciones, la procuradora es clara y afirma que la oportunidad de retorno sólo deberá ser apreciada cuando existan garantías en el interés superior del menor.

Asimismo, el informe solicita a la Administración que documente al menor y tramite su residencia con la mayor agilidad posible y sin esperar a los nueve meses previstos en la ley.

Sería aconsejable, dice el informe, la elaboración y entrega a los menores de un documento provisional que les permita realizar las gestiones de la vida diaria. Fernández Felgueroso solicita también, que culminada la estancia del menor en la unidad de primera acogida, la Administración, previa audiencia con el afectado, dicte una resolución expresa y motivada sobre la mejor medida de protección aplicable.

Preparar a los menores para su inserción laboral

Por ello resulta imprescindible, según la procuradora, la adopción de programas específicos de inmersión lingüística.

Fernández Felgueroso recomienda acompañar la inmersión lingüísticas de acciones formativas que preparan a los menores para el empleo.

La Administración debe garantizar también que los menores sean informados plenamente y en un idioma, que entiendan las pruebas y revisiones médicas que se les practiquen y los posibles tratamientos.

El informe de la oficina de la procuradora subraya que el consumo de sustancias tóxicas es residual y solicita una mayor atención por parte del sistema sanitario para esta problemática.

Informe

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