
Uno de cada dos niños de origen inmigrante no europeo se encuentra en situación de pobreza.
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Las rentas públicas son una fuente de ingresos para la mayoría de los hogares. España
se caracteriza por tener un modelo de bienestar cuyas prestaciones, en comparación con
otros países europeos, tienen una baja intensidad protectora para las personas ancianas y
muy baja para los menores.
-Las inversiones públicas del Estado han logrado proteger a las generaciones mayores
de la posibilidad de experimentar las formas más severas de pobreza. El sistema público de
bienestar en España adolece de déficits importantes en la protección social de menores, que explican en buena medida la persistencia de niveles elevados de pobreza alta y severa.
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La tasa de pobreza en España se sitúa en 19,9%. Por edad son los niños (24%) y los mayores (31%) los que más la sufren
Las políticas de bienestar tienen un impacto muy limitado en la reducción de pobreza infantil en España. Sólo un 11% de los hogares con menores de 16 años perciben prestaciones familiares y ayudas a hijos. Sólo un 6% de estos menores sale de la pobreza gracias a las transferencias sociales que realizan las administraciones públicas.
La Obra Social de Caixa Catalunya ha presentado el Informe de la Inclusión Social 2008, del cual ya hizo un avance de datos en enero de 2008, y en el cual se ha centrado el análisis de la exclusión en las dimensiones económica y laboral.
El Informe del la Inclusión Social 2008 de Caixa Catalunya ha sido elaborado por un equipo de investigadores del Instituto de Infancia y Mundo Urbano (CIIMU) que incluye los profesores Marga Marí-Klose –de la Universidad de Barcelona–, Lluís Flaquer – de la Universidad Autónoma de Barcelona–, Cristina Sánchez – de la Universidad de Girona– Lara Navarro y Laura Morató, investigadoras del Instituto de Infancia y Mundo Urbano (CIIMU), bajo la dirección científica de Pau Marí-Klose – de la Universidad de Barcelona – y la coordinación general de Carme Gómez-Granell, directora del CIIMU.
Con este nuevo Informe 2008 del Observatorio de la Inclusión Social de la Obra Social de Caixa Catalunya, se reanudan los estudios de la Pobreza que inició de forma pionera la Obra Social de Caixa Catalunya, el año 2001.
Con esta nueva etapa del Observatorio, Caixa Catalunya incorpora novedades, no sólo se analizan los umbrales de la pobreza económica, sino que se identifican otros tipos de exclusión social como son la laboral, la de vivienda, la de formación, la sanitaria y la que afecta a los derechos de participación. Cabe destacar también que el ámbito de estudio se amplía a toda España, entrando a analizar la exclusión económica y laboral por las comunidades autónomas. Finalmente, se analiza la pobreza y la exclusión a partir del Ciclo de la Vida, que se entiende como las diferentes etapas biográficas de una persona (infancia, adolescencia, juventud, primeras etapas de la vida adulta, madurez y ancianidad) y trayectorias socio-económicas (la educativa, el ciclo familiar, la carrera profesional, entre otras).
Pobreza y Ciclo de la Vida.
El riesgo de exclusión económica se distribuye de forma desigual a lo largo de la vida Las situaciones de exclusión económica en nuestro país se concentran en dos etapas vulnerables: infancia y ancianidad. Niños y personas ancianas son los dos grupos que presentan tasas más altas de pobreza moderada (24 y 31% respectivamente). Las formas de pobreza más intensa (pobreza alta y severa) son mucho más habituales en la infancia. Así, examinando la pobreza severa el Informe de la Obra Social de Caixa Catalunya destaca que las perso

de pobreza severa y alta de las personas mayores de 65 años son mucho más bajas (se sitúan en el 1,9 y 7,5% respectivamente).
La vinculación del hogar con el mercado de trabajo y la composición del hogar son dos de los principales factores que explican los riesgos de pobreza infantil. Así, el riesgo de pobreza moderada de los menores es mucho más elevado en los hogares en que sólo trabaja uno de sus progenitores (34%) que en los hogares en que trabajan los dos (8,6). Los datos también corroboran la delicada situación económica de los hogares monoparentales, especialmente si la madre no trabaja. El 52% de los niños que viven en un hogar monoparental donde la madre no trabaja son pobres. Cuando la madre trabaja, la tasa de pobreza se reduce al 27%, sólo ligeramente superior al riesgo de pobreza de la población infantil en general.
El Informe también destaca los riesgos de exclusión económica que afrontan los jóvenes en edad de emanciparse. Este riesgo se intensifica debido a los elevados costes de la vivienda a los que deben hacer frente para emanciparse. El Informe presenta una simulación que calcula las tasas de pobreza de las personas de 26 a 35 años que viven con sus padres si optaran por emanciparse. El resultado de estos análisis revela que, si salieran del hogar de sus padres, sus tasas de pobreza se situarían muy por encima de la tasa media de pobreza del conjunto de la población española.
Pobreza e inmigración
Los resultados del estudio evidencian que las condiciones de vida de la población extranjera respeto a la autóctona constituye uno de los principales riesgos de fractura social. En este sentido, el porcentaje de pobreza de las personas inmigrantes es sensiblemente superior al de las personas nacidas en España, en todas sus tipologías. Así, si la pobreza moderada alcanza al 17% de los hombres y al 21% de las mujeres nacidos en España. Entre los nacidos fuera de la UE-25, la tasa de pobreza moderada se sitúa en el 26% y el 24%, respectivamente. Por lo que respecta a las tipologías más intensas de pobreza – alta y severa – la brecha se incrementa aún más. Así el 6% de hombres de origen español y el 7% de mujeres sufren pobreza alta; en el caso de las personas nacidas fuera de la UE, la pobreza es el doble (12 y 14%, respectivamente). Finalmente sufren pobreza severa un 3% de los autóctonos/as, mientras que entre los nacidos fuera de la UE-25 esta ratio se triplica (10%). La situación económica es especialmente difícil para las familias de origen inmigrante con menores dependientes. En torno a la mitad de los menores de origen inmigrante viven en situación de pobreza moderada (52%), proporción 2,5 veces superior a los menores pobres de origen español. Entre los menores inmigrantes también son muy elevadas las tasas de pobreza alta (32%) i severa (28%).
Pobreza y protección social
Finalmente, el Informe de la Inclusión Social en España 2008, analiza el impacto de los sistemas de protección social de los Estados sobre las situaciones de riesgo social. Así , el Informe muestra la capacidad de los Estados europeos de reducir la pobreza de dos grupos de edad (menores de 16 años y mayores de 65) a través del esfuerzo público en dos momentos en el tiempo (1999 y 2006). Los resultados ponen de manifiesto que España es el único país en que, durante este período, empeora simultáneamente la capacidad para reducir la pobreza en los dos grupos de edad, a pesar de que se ha conseguido proteger las generaciones mayores de la posibilidad de experimentar las formas más severas de pobreza. El sistema público de bienestar en España muestra déficits importantes en la protección social de menores, que explican en buena medida que en nuestro país se registren las tasas de pobreza infantil más altas del entorno europeo próximo (UE-15). (Véase gráfico en el anexo 3).
Exclusión laboral
El Informe examina diversas formas de exclusión vinculadas a la “baja calidad” del empleo, como son los trabajos de baja remuneración o los empleos sujetos a modalidades de contratación temporal. Entre los trabajadores asalariados que trabajan a tiempo completo, la incidencia del empleo de baja remuneración es sobre todo muy alta entre los trabajadores/as de 16 a 25 años (27%) y disminuye drásticamente en etapas más avanzadas del ciclo vital. Las diferencias según género, nivel educativo y lugar de nacimiento son más reducidas, pero estadísticamente significativas. La proporción de mujeres asalariadas que trabajan a tiempo completo con empleos de baja remuneración (14%) dobla a la de los varones (7%). La de trabajadores/as asalariados con estudios primarios (13%) dobla a la de los que poseen estudios superiores (6,4%). La proporción de trabajadores/as asalariados de origen extranjero extracomunitario con empleos de baja remuneración es también significativamente superior a la de trabajadores/as nacidos en España (16% y 9,2%, respectivamente).
Además del empleo de baja remuneración, otro de los factores de exclusión laboral es la temporalidad del empleo. España es el país de la Unión Europea con tasas más altas de contratación temporal y donde la diferencia salarial entre el salario bruto por hora de un trabajador/a con contrato indefinido y un trabajador/a temporal es más acusada. Los resultados de nuestros análisis sugieren que los trabajadores/as temporales perciben peores salarios que los trabajadores estables, una vez se han controlado características individuales, del empleo y de la empresa en la que se desarrolla la actividad laboral. Así, en igualdad de condiciones las mujeres con contrato temporal tienen salarios un 13% inferiores a las que tienen contrato indefinido; en el caso de los hombres, el salario es un 14% inferior. También puede observarse asimismo que, con independencia del carácter permanente o temporal de su trabajo y de otras características individuales, del empleo y del entorno laboral, las personas más jóvenes tienden a percibir salarios más bajos que los trabajadores más veteranos. Así, en igualdad de condiciones, un hombre de 16 a 25 años percibe un salario un 23% inferior al de un hombre de 55 a 64 años
Análisis de la pobreza por Comunidades Autónomas
Entre las principales novedades que incluye el Informe del Observatorio de la Inclusión Social de Caixa Catalunya, destaca el análisis de los riesgos de pobreza según los umbrales de pobreza a nivel autonómico. El hecho de que exista una considerable heterogeneidad en las cifras macroeconómicas autonómicas, y que a su vez se corresponde con una variabilidad considerable de las medianas de los ingresos equivalentes de los hogares en las distintas Comunidades, hace aconsejable utilizar umbrales autonómicos, con los cuales el análisis de la pobreza por territorios se ajusta a la capacidad financiera real de la familias según el contexto económico en el que viven. (Véase detalle de los ingresos equivalentes y umbrales de la pobreza por Comunidades Autónomas en el anexo 1)
De este análisis se desprende que en 2006, un 19,9% de la población en España se sitúa por debajo del umbral estatal de la pobreza moderada. Utilizando los umbrales autonómicos, por encima de esa media se encuentran Murcia (21,2%), Castilla y León (21,1%), La Rioja (20,4%) y Canarias (20,3%). Por el contrario, Cantabria (14,2%), Asturias (16,8%), Comunidad Valenciana (16,8%), Aragón (17,2%) y Extremadura (17,4%), son los territorios que presentan unos niveles de pobreza autonómicos más bajos (Véase detalle de los umbrales de la pobreza moderada, alta y severa por Comunidades Autónomas en el anexo 2).
Entre las distintas comunidades autónomas pueden advertirse diferencias considerables respecto a la severidad de la pobreza: mientras La Rioja (0,8%) presenta la tasa de pobreza severa más baja de todas las Comunidades Autónomas. Castilla y León tiene la más alta y Extremadura, tienen las más altas, con un 4,7%, respectivamente.
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Barcelona/Madrid, 8 de septiembre 2008
Fuente: la Caixa
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