Me gustaría contaros una historia, probablemente una historia más de "gente buena" que un día decide hacer algo por alguien, y como suele suceder con estas cosas "casi nadie se entera". Pero yo quiero que ésta en concreto sí se sepa; en primer lugar (me lo vais a permitir), por el gran cariño que le tengo a la persona que la protagoniza, y, en segundo lugar, porque el colectivo al que representa se encuentra continuamente sometido a multitud de prejuicios por parte de nuestra sociedad.
Se trata de Younes Laakel, uno de nuestros chicos, que durante casi dos años estuvo viviendo en los Pisos de Jóvenes del Programa LA MERCED. Ya se nos ha independizado y ahora vive en Arganda con algunos amigos y antiguos compañeros de la casa. Trabaja muchas horas en una empresa de carpintería, pero está contento porque dice que tiene buen ambiente de trabajo, viaja y además le gusta lo que hace.
Durante el tiempo que Younes ha estado viviendo con nosotros hemos descubierto muchas cosas buenas en él; lo mejor, tal vez, su buen corazón. Nos metíamos con él a veces diciéndole que era "Jesús de los desamparados", pero la verdad es que es un chico muy compasivo y muy sensible al sufrimiento de los otros, tal vez porque en su vida tampoco lo ha tenido nada fácil.
Otra de las cosas buenas de Younes es su gran sentido del humor; cualquiera que lo conoce sabe la gran capacidad que tiene para reírse de sí mismo.
Bueno, os cuento la historia de este amigo nuestro.
Hace ya más de año y medio vino a vernos muy emocionada una señora llamada Pilar. Se presentó como una vecina del barrio. Al principio yo no entendía por qué Pilar nos daba las gracias de aquella manera tan entusiasta; después comprendí su agradecimiento cuando me explicó que había unos chicos que estaban ayudando a su madre desinteresadamente.
Quería saber cómo podría pagarles por lo que estaban haciendo. Seguimos hablando y así me enteré de que su madre está en una silla de ruedas desde hace ya varios años y que vive en el segundo piso del edificio de enfrente a nuestros Pisos de Jóvenes y que no dispone de ascensor. Varios de nuestros chicos la han bajado algunos días a la calle. Por los detalles que me da, deduzco que los chicos de lo que me habla son Younes, Bachir, Omar y Khalid, todos ellos antiguos residentes de nuestros Pisos de Jóvenes.
Pilar, nuestra vecina quiere pagarles a los chicos un pequeño sueldo por bajar a su madre dos o tres días en semana, pero los chicos le dicen que "no pueden cobrar nada por una cosa así", Pilar insiste y nosotros le prometemos hablarlo en nuestra asamblea semanal. Recuerdo perfectamente aquella reunión. Los chicos insistían en que no podían cobrar nada por ayudar a esta mujer. Nosotros les explicábamos la importancia de darle una cierta regularidad a aquel gesto, así que los chicos quedaron en que se organizarían para hacerlo con seriedad y así lo hicieron durante bastante tiempo. Leer Integra.
Fuente: Mercedarios
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