Vicente Marcelo Nessi fue uno de los dirigentes juveniles más destacados de Badajoz. Presidente de los Scouts, dirigió varios pisos de acogida de chicos procedentes de centros de menores. Un accidente de tráfico acabó con su vida, pero su labor mereció un reconocimiento y la Junta de Extremadura decidió bautizar con su nombre el único centro de reforma de menores delincuentes que existe en la región.
Desde entonces, Vicente Marcelo Nessi se ha convertido, para bien y para mal, en el nombre de un centro con conflictos continuos. El último suceso ocurrido en su interior se conoció el pasado miércoles. Ese día, HOY.es ofreció en primicia
un vídeo en el que varios vigilantes pegan a un joven interno.
Reacciones
Apenas una hora después de que HOY llegara a los kioscos, la consejera de Igualdad y Empleo, Pilar Lucio, confirmó que las imágenes eran reales y que se correspondían con una «reducción reglamentaria» practicada en el centro de menores.
La Junta de Extremadura, responsable de este servicio, aseguró que los hechos habían sido
puestos en conocimiento de la Fiscalía de Menores una semana después de ocurrir, y que se prestó al joven el apoyo necesario para que formulara denuncia.
El caso creció cuando
la fiscal de Menores de Badajoz, Sonia Gandolfo, y el juzgado competente en el caso confirmaron que tres meses después de los hechos no tenían conocimiento de la existencia de ese vídeo. «Si a mí me remiten esas imágenes el 28 de julio y veo este comportamiento de los vigilantes de seguridad del centro, habría sido la primera en denunciar», aseveró la fiscal antes de afirmar que quienes participaron en los hechos no deberían trabajar en el centro de menores. «Una persona que actúa así en ese módulo, quién nos dice que no actúe de esa forma y con esa contundencia en otro módulo y con otro menor», añadió.
Tras el pronunciamiento de la fiscal, el caso ha quedado en manos del juzgado de instrucción número 2 de Badajoz. De forma paralela se ha suscitado un debate que parece poner en la picota el sistema de funcionamiento del centro de menores de Badajoz.
Una consulta a la hemeroteca de HOY refleja las dificultades que han acompañado al Marcelo Nessi desde el mismo momento de su apertura. Ya en el año 2001, cuando entró en vigor la ley que sacó de las cárceles a los delincuentes con edades comprendidas entre los 16 y los 18 años, la Junta de Extremadura reconoció que necesitaba 18 millones de euros para crear una red de centros adecuada, una cifra infinitamente mayor a los 72.000 euros que recibió del Estado para formar al personal que trabajaría con los menores.
Pero el Ejecutivo regional no se quedó parado y rápidamente adaptó un antiguo instituto de formación profesional ubicado frente a la conflictiva barriada de Los Colorines en lo que hoy es el centro de reforma de menores. «Ha sido acondicionado para recibir a un máximo de 50 menores que en vez de cumplir pena en la cárcel se rehabilitarán de otra forma», dijo la entonces consejera de Bienestar Social, Ana Garrido.
Eso sucedió en enero de 2001 y no pasaron muchas semanas antes de que el Marcelo Nessi comenzara a convertirse en una de las principales preocupaciones de la Junta de Extremadura.
«Brutal agresión a un vigilante del Marcelo Nessi por dos menores que se fugaron. Uno de ellos golpeó en la cabeza al guardia de seguridad con la pata de una mesa», publicó HOY el 3 de marzo de ese mismo año.
Los casos se repiten
Dos semanas después, los dos menores que protagonizaron esa agresión se fugaron de nuevo en julio, otros dos internos colocaron un pincho en el cuello de una educadora y lograron escapar; en diciembre le rompieron la pierna a un vigilante en otro intento de evasión... Y unos días después, los vigilantes denunciaron que todo eso ocurría porque no se podían defender con sus porras.
La sucesión de escándalos hizo reaccionar a la Junta y en febrero de 2002 solicitó al Ministerio de Interior la creación de una unidad específica del Cuerpo Nacional de Policía para que asumiese «la vigilancia y la represión» tanto en el interior como en el perímetro exterior del Vicente Marcelo Nessi. «Nosotros no podemos, no debemos y no queremos impedir las fugas», explotó Ana Garrido.
Las declaraciones de la consejera traslucían la impotencia que sentía la Junta ante el servicio que debía prestar. A diferencia de las cárceles, donde la seguridad exterior es asumida por la Policía Nacional o la Guardia Civil, mientras que en el interior son los funcionarios de prisiones quienes se hacen cargo del control, en el Marcelo Nessi sólo existe la figura del vigilante: ellos son quienes velan de la seguridad tanto dentro como fuera.
Los expertos coinciden en que la preparación que tienen estos vigilantes ha mejorado, pero en ningún caso se puede equiparar a la que poseen las fuerzas de seguridad del Estado. Tal vez por eso, los incidentes son relativamente frecuentes y las fugas de internos, las agresiones a vigilantes, cuidadores o educadores, y las denuncias de internos que consideran vulnerados sus derechos, como ha ocurrido ahora, se repiten.
Muchas de las cosas que suceden en el Marcelo Nessi salen de puertas afuera, pero quienes trabajan en el centro denuncian que en el centro «se tapa mucho, y cosas muy gordas».
Estas acusaciones sin pruebas carecen de valor efectivo, pero lo conocido esta semana parece demostrar que no hay excesivo interés en airear situaciones que podrían poner en tela de juicio la labor que se realiza en el centro.
Lo único contrastado hasta ahora es lo recogido en la grabación publicada por
hoy.es y la reacción de condena casi unánime que ha provocado.
Apartado el vigilante
En un primer momento,
el centro de menores no tomó ninguna medida. Cuando apareció el vídeo en
hoy.es dijo que había sacado al vigilante del módulo donde está el interno, una medida que no tiene sentido puesto que se trata
del coordinador de seguridad del Marcelo Nessi y su puesto de trabajo está en la sala de control de cámaras. Finalmente, este vigilante ha sido apartado de su puesto de trabajo y de momento no volverá al centro.
Por otro lado, el sindicato CSI-F, sin tratar de «justificar» la actuación de los vigilantes de seguridad del Marcelo Nessi, consideró ayer que con un modelo organizativo distinto y con personal específicamente formado para desempeñar su trabajo en estos centros, quizá se podrían haber evitado estos hechos.
CSI-F aboga por que el centro sea dotado de un modelo organizativo similar al establecido en las cárceles, con personal de vigilancia específico, adecuado, suficiente y con conocimientos en las tareas de vigilancia y custodia propias de este tipo de instituciones. Así se lo ha hecho saber a la directora general de Infancia de la Junta de Extremadura, Nuria Sánchez Villa. CSI-F también considera oportuno que el centro de menores disponga, igual que en los penitenciarios, de un equipo médico de atención permanente, ya que sólo tiene ATS que realiza media jornada, por lo que hay que recurrir a servicios médicos externos ante cualquier incidencia que pudiera producirse en su ausencia.
Por su parte, Izquierda Unida Extremadura reclamó ayer la depuración de responsabilidades en el caso de la paliza el interno del Centro de Menores del Marcelo Nessi de Badajoz y exigió que la investigación judicial abierta en torno a este asunto llegue «hasta el final» para que «los culpables paguen por lo ocurrido, tanto los que participaron en la agresión como los que conocían la paliza y no la denunciaron».
Así se cierra el primer capítulo de esta triste historia, pero se inicia un serial que promete nuevas entregas: el juzgado solicitará el martes la grabación completa, exigirá la identificación de los participantes en los hechos y tomará declaración al menor.
Será el principio de un proceso judicial que intentará clarificar qué ocurrió en el Vicente Marcelo Nessi el pasado 27 de julio por la mañana. De forma paralela, la Fiscalía de Menores investigará una segunda denuncia presentada el jueves por la familia de un interno de 17 años asegurando que lo han tenido atado, sedado y sin darle comida durante tres días.
Eso es lo que se conoce, pero la investigación que ahora se abre podría escarbar en una realidad. «Nosotros lo que pretendemos es que este tipo de situaciones no vuelva a repetirse», insisten Ceferino y Visi, los padres del menor que aparece en el polémico vídeo.
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