Un estudio que acaba de publicar la Universidad de Oviedo desvela la opinión de los expertos sobre el alumnado inmigrante: Es bien aceptado por los maestros y se integra bien en el aula, pero se precisan más medios personales y materiales para atenderlo.
Es lo que opina la cuarta parte de los especialistas en pedagogía terapéutica de Asturias, porque esta investigación ha planteado esta cuestión a 106 de estos maestros (hay 400 en la red educativa pública asturiana). Ellos muestran una actitud favorable a la presencia del alumnado extranjero en las aulas y creen que el funcionamiento de la integración es adecuado, pero reclaman más medios para lograr mejores resultados. Además, la mayoría cree que estos alumnos deberían estar escolarizados en aulas ordinarias y recibir en ellas el apoyo preciso.
El estudio lo firman las catedráticas de Psicología Evolutiva Marián Campo Mon, Marina Alvarez Hernández y Pilar Castro Pañeda, así como la profesora de Filosofía, Eva Alvarez Martino. Resumen que el 80% de los alumnos extranjeros se concentra en colegios públicos y que la mayoría de este alumnado se sitúa en el municipio de Oviedo. La percepción que tienen los profesionales acerca de la aceptación e implicación de los maestros hacia este alumnado es muy buena; no consideran que la presencia de los inmigrantes perjudique el funcionamiento del aula, del centro, o a los compañeros, pero opinan que "la implicación de las familias se podría mejorar".
Más de la mitad de los especialistas cree que el apoyo a los alumnos que lo precisen se debe impartir en el aula ordinaria y se queja de "no disponer de suficiente formación para afrontar la diversidad cultural y de tener que atender a un excesivo número de estudiantes por aula, cada uno con sus problemas, a los que hay que añadir el desconocimiento del idioma en muchos casos".
También se lamentan, continúa la investigación "de que no hay suficientes maestros; de que los equipos de orientación no cubren las necesidades; de la ausencia de una buena coordinación entre los distintos servicios (centros escolares, ayuntamientos, consejería...), de la falta de más recursos materiales (espacios de trabajo, programas...) y de la ausencia de incentivación a los profesionales".
Como explican las autoras de este trabajo, "las reticencias que se observan en los maestros desaparecerían si los centros estuviesen más dotados para hacer frente a la multiculturalidad y los profesionales estuvieran mejor formados".
Sólo un 17,6% de los encuestados considera que este alumnado da problemas en el aula, en el centro y a los compañeros. Estas opiniones proceden, en su mayoría, de los que tienen más años de antigüedad en la enseñanza, que piden la mejora en la formación de los profesionales.
La mayoría de los que participaron sí se queja de la escasa implicación de las familias en la educación de sus hijos, pero lo vinculan a la complicada situación que viven muchas de ellas (con parte de sus miembros residiendo en otros países; necesidades económicas, desempleo...), pero no consideran necesario usar medidas disciplinarias para solucionar los problemas de violencia.
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