Mohamed Mesari hablaba perfecto castellano, y comenzó su presentación diciendo: “Prometí hace un tiempo que no volvería a hablar del sistemá educativo marroquí, que abandoné hace un tiempo porque estaba asqueado.” Afortunadamente, se desdijo de su promesa. Monsieur Mesari fue docente durante veinte años e inspector del Ministerio de Educación Marroquí durante otros 14. Se declara de izquierdas y defensor de una escuela laica y pública. Intentaré resumir su charla sobre el sistema educativo marroquí.
Un poco de historia
Escuela coránica: En los inicios del estado marroquí (Mesari lo sitúa en el s. IX) en cada pueblo había una mezquita, y en cada mezquita una escuela coránica. En ella se aprendía a leer y escribir y se memorizaba el Corán. Su regente, el fakir, es educador al tiempo que peluquero, médico, juez, intercesor de agravios matrimoniales o practicante de la circunsición. Es una figura de notable importancia en la comunidad encargada entre muchas otras cosas de mantener la tradición a lo largo de los siglos, lo que al parecer ni hizo nada mal (ejemplo: el actual sistema del día semanal festivo en Marruecos fue impuesto por un califa de hace 14 siglos).
Escuela colonial: con la llegada de los franceses (1912) se intenta acorralar al sistema tradicional penalizando las escuelas coránicas. Se llegan a dar casos de fakires condenados a cárcel o sometidos a tortura por enseñar matemáticas en la mezquita. Se busca una élite francófona que permita perpetuar la presencia francesa en el país, lo que a juzgar por las vallas publicitarias, la lengua de uso en la universidad, etc. les salió más que bien. En el caso de la escuela colonial española, aunque el imperio español era más bien un imperio mental, particularmente en la mente de Franco, se pretendió un sistema parecido. De este modo se pretendía caracterizar lo español como lo bueno, civilizado y próspero y lo marroquí como todo lo contrario. Así ocurría en el colegio del propio Mohammed: dos clases, una para los aventajados, con un profesor español, simpático, atento y muy preparado; y otra con un fakir que plasmado en el recuerdo infantil de Mesari venía a ser una reencarnación del diablo.
Escuela poscolonial: En 1957, tras la independencia se introduce una reforma con unas métas implícitas:
- Generalización: es decir, universalizar la enseñanza. Actualmente se ha logrado al 94%.
- Unificación: de los distintos sistemas educativos presentes en el país.
- Arabización: recuperar el árabe en todos los niveles de enseñanza. Todos los intentos se han hecho a modo de chapuza, por tecnócratas y no pedagogos, sin ofrecer formación al profesorado o cambiando todo el sistema de un año para otro.
Décadas de reformas y contrareformas han dado forma al sistema actual.
Y ahora…
Como tantas otras cosas que aparecen tan sólo en el papel, se han integrado los Derechos Humanos y la igualdad de la mujer en el currículo. Algo que ya de por sí es un gran avance, pero aún queda mucho por hacer.
Se ha reducido el centralismo administrativo absurdo (ejemplo, construir una nueva escuela porque no se sabe que ya había una construída en el pueblo, ya que la orden viene de Rabat por parte de alguien que no ha visitado el lugar en su vida) y se ha aumentado la escolarización de las niñas, la del ámbito rural y el número de aulas. Pese a todo, en un país con una pirámide poblacional de amplia base (60% de la población menor de edad), las escuelas deben organizar dos turnos para acoger a los niños y niñas a su cargo. Esto acarrea enormes problemas con menores que están en la calle la mitad del día mientras sus madres y padres trabajan.
Por otro lado, pese a que se destina un 25% del presupuesto a la educación, siguen habiendo numerosos problemas. La falta de consenso en las políticas educativas y el continuo cambio de ministros de educación ha generado medio siglo de cambios de leyes educativas, con la consiguiente dificultad para avanzar en los objetivos programados con la independencia. A todo esto hay que añadir que una gran parte del profesorado no está convenientemente formado y utiliza metodologías despóticas y maltrato, aumentando así el abandono escolar.
No obstante, en la actualidad todo el profesorado debe tener unos estudios apropiados al nivel educativo de docencia (similar al español), y adicionalmente cursos pedagógicos específicos para poder ejercer como tales (como nuestro CAP pero de mayor duración). Los inspectores tienen una función menos administrativa que en la escuela española, cumplen el encargo de asesorar pedagógicamente al profesorado. Pese a todo, aunque supuestamente son un apoyo, son mal vistos por parte del profesorado.
Y esto es todo lo que tengo que decir sobre el sistema educativo marroquí (bueno, al menos para no ser excesivamente pesado, si alguien tiene interés, continuamos en los comentarios).
Entre dos orillas III: Educar para la democracia
Fuente: El Encapuchado naranja
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