Las cosas entonces eran muy diferentes. Antoni Ruiz tenía 17 años cuando estuvo seguro de que era gay --maricón, en aquella época--. Su madre, a quien le contó su secreto, se lo dijo a su tía y su tía a una monja amiga de la familia. A esta religiosa le faltó el tiempo para delatarlo a la brigada criminal de la Policía Nacional. Antoni Ruiz, valenciano, preside hoy la Asociación Española de Expresos Sociales. Ha contado muchas veces su historia, pero todavía se emociona. Pasó tres días en los calabozos de la central de Valencia, donde fue violado, después lo trasladaron a la prisión de la misma ciudad, más tarde a Carabanchel y, finalmente, a la prisión de peligrosidad social de Badajoz. En resumen: tres meses encarcelado, con 17 años, por el mero hecho de ser homosexual. Su desgracia no acabó ahí. Vino después un destierro de un año con la obligación de presentarse cada 15 días ante la autoridad competente. "Me ha marcado de por vida", comenta. La historia de Antoni Ruiz no es única. La asociación que preside estima que 4.000 homosexuales fueron represaliados por el régimen de Franco y pagaron su orientación sexual con penas de cárcel.
La asociación que preside este valenciano pide para ellos una indemnización económica, que no una compensación. "El dinero nunca compensará lo que vivimos", comenta. Ruiz subraya que las Cortes españolas ya aprobaron en diciembre de 2004 una declaración institucional en la que se reconocía a los homosexuales como víctimas de la represión de la dictadura. Ahora, está a punto de cerrarse un acuerdo con Presidencia y Justicia para que los homosexuales perseguidos por el franquismo tengan derecho a una indemnización. Ruiz afirma que la asociación que preside reclama 12.000 euros en un pago inicial y 800 de pensión mensual vitalicia por persona. Poco si se tiene en cuenta que la cárcel y posterior destierro marcaron a estas personas de por vida. "Muchos no pudieron ni siquiera encontrar un trabajo", añade. Hasta ahora 75 personas han comenzado la tramitación. Sorprende la ausencia de asturianos. El presidente de la asociación los anima a salir de este armario para hacer valer sus derechos.
Fuente: lavozdeasturias
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